jueves, 30 de noviembre de 2006

desde Venezuela

Una tarde lluviosa de abril, o de otro mes, mi primo decidió declararle todo su amor a su amada regalándole un gorrito color bordo, muy simpático, que vieron juntos en una feria de artesanos, no era muy caro, era todo lo que mi primo podía pagar
Ese gorrito había sido fabricado en Venezuela, mas exactamente en un galpón de Caracas por Rosana Kastrup muchacha distraída que venia de volcar una vaso completo de jugo sobre una pila de telas, esa era su ultima oportunidad en el trabajo, esa tarde mantuvo su puesto a la semana quemo varias maquinas al olvidar algo enchufado. Rosana era supervisada por Federico Zwinner un cincuentón que miraba a cada minuto la hora, tenía una cita a ciegas con una tal Mónica.
Dos meses estuvo esperando el gorrito sin moverse de ese lugar celosamente vigilado por Gustavo Feuillade elegante marinero venido a sereno que construía una casa lejos de la ciudad solo para estar tranquilo.
El gorrito fue pasado de contrabando a Colombia por Jorge Armando Baca, Jorge llevaba años sufriendo terribles dolores de espalda, esa noche fue de las cajas de gorros la más maldecida.
En Colombia las recibiría Mariano Godoy que junto a un amigo pensaban venderlo el próximo domingo en una plaza de Bogota, la cosa tuvo que esperar: el primogénita de Mariano llego esa misma mañana, sin saber que hacer Mariano le dio las cajas a Miguel Medina con la promesa de que luego le pagaría, Miguel nunca las pago, a pesar de eso es el padrino de Mario.
Los gorritos reposaron ahí durante algún tiempo, nadie sabe como, pero fueron comprados desde Paraguay por Ramón Moyano una capitán venido a menos por la bebida que cambio todo por botellas de whisky a Marcelo Leonardelli que en un camión verde los trajo de Paraguay hasta la feria. En el camino estuvo a punto de ser interceptado por gendarmería que tenía advertencia del contrabando, lo salvo un gol de Boca, de cabeza: Saturnino Cardozo minuto 44ST Boca-Velez. El encargado del puesto de vigilancia se distrajo festejando Gustavo Zualet se llamaba, sigue trabajando en ese puesto, sigue hincha de Boca y se casa en algunos meses. Marcelo durmió en Reconquista, Santa Fe, sobre esas cajas le escribió a una carta a Cecilia Andrucci: algo que sentía por ella.
Elio Grosman compro toda la partida: gorros, ojotas y relojes, las ojotas eran todas para el pie izquierdo la broma la hizo aparentemente Alejandro Ekkert antes de que salieran de Perú a Elio eso lo puso muy nervioso esa noche no pudo concentrase en el cine mientras miraba “Ciudad de Ángeles” de Robert Altman, Altman murió hace poco.
Ya en la feria los gorritos estuvieron difíciles de vender, la encargada del puesto Mariela Pallotti decía que ella se imaginaba iba a ser así, si son horribles le decía a su amiga Maria Rosa Repetti las dos venían rindiendo materias en la facultad, el lunes una de las dos seria licenciada la nota final seria 9 y no 10 por el tiempo perdido en la feria.
Gonzalo Rodríguez se probó el mismo gorrito que mi primo se compraría luego, pero eligió uno verde, luego se arrepintió.
Mi primo estuvo a punto de comprar:
Una cajita
Un par de aros
Una bufanda


Lo que quiero decirles con todo esto es que mi primo no solo le regalo un gorrito a su amada esa tarde de no se que mes, fueron muchas cosas…muchas cosas.