Los herederos de Trufont
no tuvieron más opciones que buscar
la bandera blanca
con la que el viejo había engañado a sus enemigos:
saltando de su trinchera simulando rendición
y
dando muerte sin piedad a aquellos que habían mostrados compasión.
En el placard entre humedad y fotos viejas
estaba su vergüenza
su emblema
su estandarte
su ahora amarilla bandera blanca
Hijos, nietos y bisnietos
decidieron quemar su historia,
como el viejo levantaron su propia bandera
en una discreta fogata
en el patio de la casa del abuelo.